Nada más frustrante que sentir que estás dando más de lo que recibes, ¿verdad? En el mundo emprendedor, donde el tiempo es oro y las emociones también cotizan, es fundamental que ambas partes —clientes y prestadores de servicios— se manejen con respeto, claridad y coherencia.
Por eso reunimos estos consejos prácticos para que tanto emprendedores como clientes puedan comunicarse mejor, con respeto y sin dramas. Porque en el fondo, todos queremos lo mismo: un trato justo y amigable.
1. Si pides información, responde
No hay nada más desmotivante que invertir tiempo en armar una propuesta, responder consultas o adaptar servicios… para que del otro lado no haya ni un «gracias, lo voy a pensar». Un «no por ahora» también es una respuesta válida y respetuosa. Agradece el tiempo dedicado y cierra el intercambio con altura.
2. No dejes a nadie en visto si ya hubo un intercambio
Esto aplica para ambos lados. Si ya hubo contacto, responder es parte del respeto mutuo. Aunque sea para decir que estás en otra etapa o que cambiaste de idea. Así no queda esa sensación de falta de consideración.
3. Pedir ayuda no es lo mismo que aprovecharse
Está genial pedir consejos, orientaciones o ideas puntuales. Pero si cada consulta gratuita se convierte en una especie de coaching camuflado, ya no es colaboración: es abuso. Valora el tiempo y el conocimiento de quien te ayuda. La ayuda nace del deseo, no de la obligación. Y se agradece, siempre.
4. Sé coherente entre lo que exiges y lo que das
Si te molesta que no te respondan un mail, entonces responde los que te mandan. Si pides claridad en los precios, entonces ofrécela cuando vendés. La coherencia es el mejor branding personal que podés tener.
5. La buena educación no es «ser amable para caer bien», es respeto real
No se trata de poner emojis de corazones o decir “¡divinaaaa!” en redes. Se trata de respetar acuerdos, contestar con honestidad, cuidar los tiempos ajenos. Lo demás es decorado.
6. No somos robots: somos personas
Emprendedores, diseñadores, community managers, ilustradores, programadores, artesanos… todos somos personas con vida, emociones y días buenos y malos. Tener empatía no es un bonus, es una base.
7. No todo es urgente (y lo que lo es, se paga como tal)
Si vas a escribir un domingo a las 10 de la noche… no esperes una respuesta inmediata. Todos tenemos derecho a nuestros tiempos. La ansiedad no debería marcar los ritmos de los demás.
8. Valorar el tiempo y trabajo ajeno no es opcional
Ese diseño, ese texto, ese consejo que te dieron… lleva horas de experiencia y dedicación detrás. Que no lo pagues no significa que no tenga valor.
10. El respeto no se negocia
La base de cualquier vínculo sano (comercial o no) es el respeto. Si no hay respeto, no hay trato. Y eso no es ser dramático, es poner límites sanos.
¿Te sentiste identificado con alguna situación?
No pasa nada. Todos estamos aprendiendo a comunicarnos mejor, a poner límites, a pedir con respeto y a ofrecer con empatía. Lo importante es no repetir lo que nos duele cuando estamos del otro lado.
Porque emprender no debería ser una guerra de egos, sino una red de vínculos honestos. Y eso empieza con un «hola», un «gracias», y un «no, pero te lo agradezco igual».
Add comment